14/3/11

ANA MARIA




Ya te he dicho Ana María que dejes esas cosas. Que tienes el sagrado derecho a la vida y a la juventud.
Te he explicado Ana María, que no te corresponde cambiar el mundo y que el universo gira muy bien de este modo. Que tu familia está bien así.
Ya te había dicho que no armes ni desarmes problemas, porque lo seguro es que te echarán del trabajo.
¡Y qué trabajo...!
Déjate Ana María de lloriquear en silencio, de fumar cigarro tras cigarro, casi hasta la colilla. Déjate ya de mirar el mundo con el puñal en tu mano derecha, con esa furia nerviosa en tus ojos y tu hígado alterado de tanto masca que masca chicle.
Y dime: ¿Por qué arrastras el paso al caminar desafiando el oxígeno y por qué no te distrae ver lo que distrae a los demás?
¿La televisión?, ¿Las series de Televisión? (o teleseries)
Ah, la de las tres: Que llegó Daría y que se encontró con el violador. Eh, ahí está la Dalia y la Francia y ¡OH, es la Sol!
-¿Por qué no le bajas el volumen a ese aparato?
Ay, ¡Cállate por favor chiquilla!
Pero mira ¡que bien se ve la Soledad!
Debe ser la luz del estudio. Si pos, con tantos adelantos y cosas de la tele.

No te das cuenta Ana María, que con ese pelo corto no impresionas a nadie. Que con tus kilitos de más en las caderas pareces como un avestruz, amén de tu blusa y tu pantalón azul que te desfigura todo, y ese color azul que te hace ver más pálida y con tu rostro incoloro.
Y siempre lo mismo, nunca aprendiste que debes sentarte bien, no pongas los codos sobre la mesa y no abras tanto tus piernas.
Y yo que escucho tus lamentos mientras te lagrimea el ojo izquierdo, el pañuelo blanco cerca de tu boca, el pañuelo que guardas siempre metido en la manga de tu blusa...Y tu tono trágico pero despreocupado
-Que me echarán del trabajo, No, no he terminado mis estudios...Es que no puedo, mi hogar ahora es una calamidad, todo anda mal, nadie me ha comprendido nunca. Nadie entiende nada.
¡Uf, la vidita que me toca! (y llantos y lloriqueos usando el pañuelo humedecido)



Sentada junto a los ventanales, con los pies entumecidos, las manos muy heladas y la nariz irritada por el resfrío y el uso del papel higiénico, Ana María que mira el patio del colegio blanqueado por las heladas del mes de julio.
Afuera-piensa-debe haber dos tres grados, pues la niebla más parece una ficción. En la sala de clases el calorcito emana de los cuerpos de los compañeros, de su respirar. Y los ventanales que se han ido empañando.
-¡Qué ganas de fumar!-
Pero adelante está el guatón pesado:
-Qué el proceso de la foto síntesis y el oxígeno. Y la loca de la Paula, siempre con esa carita de atención y tomando los apuntes con cuadritos, llavecitas, dibujitos, letritas chiquitas...
Y Ana María siempre mirando y dibujando arañas, moscas, cruces y corazones.

Deben ser ya las diez de la mañana y ¡putas, maldición!-que no es aún la hora del recreo, y masca que masca el chicle con mayor nerviosismo que antes.
Por eso, para dejar claro este proceso oxígeno, anhídrido carbono, es necesario observar el fenómeno de los vegetales.
-Ay Paula, que no anotaste el carraspeo del guatón y no subrayaste con el color rojo en el cuadernito con espiral y portada multicolor.
Y ¿Para qué Ana María, tienes que concentrarte en la clase y no pensar en tu pololito?
Además debes pensar también en que a la tarde tendrás que almorzar a la carrera para luego ir a tu trabajo.
Por eso, te recomiendo Ana María, que prestes toda la atención a tu profesor de Ciencias y escucha con mucha atención lo muy importante que es para la vida la purificación del aire y porque por este motivo se justifican las áreas verdes. Entonces, un día estarás clarita sobre la intensidad con que tiene lugar la fotosíntesis, esto es, la cantidad de sustancias orgánicas que se forman a partir de la savia cruda y el dióxido de carbono, bueno esto depende de una serie de factores. Estos son fundamentalmente tres: la intensidad luminosa que recibe la planta (carraspeo), la concentración de dióxido de carbono y la temperatura.
El gordo exhaló vapor. ¡Qué ganas de fumar!-Bueno, tal vez sea en el recreo, en el servicio higiénico.
Mary ¿Convídame un pucho?
Quizás será mejor esperar la salida a eso de un cuarto para las dos, cuando vamos todas juntas a tomar el bus.



Cuando son las siete de la tarde y la noche ha llegado, porque en el invierno la noche llega mucho antes, en esa hora, cansada, sin más ánimo que tomar una taza de té caliente, aún con mucho frío y una cara agria, con la cabeza en los cuadernos del día siguiente (y este Manuel que estará ya en su casa, tres puertas más allá) Ana María llega y se instala en su hogar.
Como siempre, la puerta de la entrada se traba y putas, mi papá que nunca la arregla. En fin.
Seguramente no habrá pan y no habrá té y las tazas estarán sucias en el lavaplatos, sobre la mesa en el mantel plástico, estarán los cuadernos de la Claudia, que justamente a esta hora se dedica a hacer sus tareas con la tele prendida, tragándose todos los comerciales y todas las cancioncitas:
Que el placer de fumar, que es para hombres bien hombres, que si quieres sentirte libre, que tus cabellos necesitan cuidados para lucir vaporosos, que te puedes acercar sin límites...¡Qué mierda!
Ricos son los tallarines y esta salsa, y esta otra, que junte cinco logotipos, envíelos en un sobre y podrá ganar un flamante automóvil cero kilómetros.
-Desocupa la mesa por favor o al menos saca estos cuadernitos ¿ya?
Y ¡puchas! - ¿Dónde hay fósforos?
Que no hagas hervir tanto la tetera, el gas está muy caro, tienes que cuidarlo y luego dale con la Señora Julia que es la que vende el gas.
-Esta vieja está cada vez más ladrona, parece que primero usa los balones y luego los vende. Si, porque así lo hacen... ¿O No?
A esta hora del día todo es tan frío.
Sobre la mesa, una panera, dos panes tostados que no faltan, la taza de té bien caliente y Ana María que tiene clara la economía de la casa, pone tan sólo una cucharada de azúcar en el té. En ese momento aparece la mujer rubia de la tele que dice: "Esta es la única sacarina que en un plashhh...una a una" y otra voz diciendo luego: "Haga prosperar su dinero y los intereses de la más alta rentabilidad en el mercado de capitales". Y nuevo concurso del mejor té del mundo.
Musiquita de fondo...Hoy fútbol internacional vía satélite, directamente desde Asunción.
Anita tomando el té pausadamente, sorbo a sorbo, cuchara en mano, una cucharadita, otra, otra, la vista fija en un trozo de pan desmigado, otro sorbo de té y la cuchara más bien secándose en los labios, algo así como una caricia en la lengua.
Comienza la teleserie de mayor impacto y eh, música de teleseries y tú:
Anda y lava las tazas, guarda el pan que ha quedado, guarda y esconde el azúcar, así como lo hacen siempre. No ahí no. En baño María, en la fuente amarilla de plástico porque si no las hormigas. Ah. Que ¡hormigas! Andan por todas partes comiendo y destrozando todo: azúcar, harina, pan , caramelos, perros muertos, ratones, mermeladas frutas. El azúcar, cuida el azúcar.



No creas que no lo se.
Yo sé que sufres Ana María. Sobre todo con tu pobreza, con tus ambiciones frustradas y con esta sociedad maldita que no parece ser la tuya, pues a más caminar por la vida, más cuenta te das que no es para tí. Te parece tan injusta, tan fea y perversa, tan hipócrita y falsa. Y te comprendo Ana María.
De pequeñita hacías el ridículo frente a tus compañeros, con esas coreografías tan ingeniosas que tu misma inventabas, eso de muévete para allá, salta para acá. Un dos tres, adelante. Pausa. Un dos tres, atrás y ritmo, y la cancioncita pegajosa: " Help, ayúdame, en tu amistad he puesto todo mi ser. Help, ayúdame y tiéndeme la mano de un hermano, help, ayúdame".
Yo sé que te molesta ver tus sobrinos sucios deambulando por la casa, la cara manchada, las manos extendidas pidiendo pan, pidiendo un caramelo, pidiendo la papa o lo que sea.
Pero lo más que te deprime, es saber que la Loreto (y esta si que es tonta...), ha tenido dos niños sin haberse casado. Y esto cayó como una nevazón sobre tu hogar (bien sabes tú lo que es la nieve sobre fonolas).
Dos hijos sin tener marido y ahora sin tener comida; y todo el día gimiendo en torno a la mesa: ¡Tía, tía tíaaaaa!

Pues bien Ana María, que tu vida parece ser una calamidad y una pesadilla. No obstante la rutina cotidiana de que a las seis y media levántate y pon la tetera. De que anda a comprar el pan en el almacén de la esquina. 
Despertar a tus hermanos, vestirse con el viejo uniforme del colegio, esa que ya brilla de tanto uso y la corbatita, este es el detalle que más les impresiona en el colegio. Después a carreritas para alcanzar el bus justo ahí en la esquina de tu pasaje, repleto como siempre, con el olor de la piel sucia y las mismas caras de siempre, los obreros de la industria con el rostro curtido portando el bolso de la vianda, las mamás con guaguas para bajarse en el consultorio más cercano, colgando el bolso y las mamaderas, las guaguas envueltas en pañales y frazadas oscuras.
Y después la conversación del partido de fútbol, del que pasó o del que va a venir, y que me cobró el penal, y que el foul y que el off side y putas el Joselo que jugó bien. Nos veremos mañana.
Sin embargo yo sé Ana María, que a ti te gusta ver los muchachos con el uniforme escolar y les miras con disimulo y tienes tantos amigos. ¿O no? Sé que te gusta acercarte con tu bolsoncito verde, ese morral que tienes desde la navidad con las palabras paz y love. Y sé que aprovechas la música que puso el chofer y le das a este momento un toque romántico:



Hey, yo sé que tu también recordarás
que siempre que intentaba hacer la paz
eras un río y yo mar...
Y el chofer acelera que acelera, pero sólo la bulla, porque el bus no avanza nada y sube más y más gente: Córranse por el pasillo atrás la máquina está desocupada.
Hey ya ves que nunca he sido tuyo ya lo ves. Que nunca me has querido ya lo sé
Y tu "hola cómo estái" y en la radio del bus la voz ronquita del locutor: signo, Aries, amor, hay un futuro muy promisorio que se inicia en este día. Salud. Cuídese de los cambios de temperatura. Dinero, pruebe el día miércoles con el número cinco. Leo, amor.... ¿Cuál es tu signo? Claro, inevitablemente el temita tiene que venir y el bus deteniéndose en todas las esquinas y lo mismo después por la carretera...Y los autos que pasan veloces. ¡Qué rico tener un auto! Podría ser azulito o mejor blanco. ¡A la mierda!


Por eso Ana María, te gusta estar ocupada y que el tiempo se vaya como cada día para no detenerte a pensar.
Vendrás a almorzar como cada día, bueno lo que haya. Y correrás a firmar tu entrada en la tarde para soportar hasta las siete, gente adulta y gente vieja que te manda, te reprocha, te ordena y lo peor de todo , lo que más te revienta, que te aconsejen de la vida y esto acerca de los mayores y de las canas y por Dios esta niñita. Que eres tan joven y debes respetar y la interminable cantinela más y más.



A las nueve y media de la noche, una atmósfera de ensueños rodea tu hogar, tus vecinos, tus hermanos y tu pequeña casita, porque una atmósfera de letargo y de ensueños te inunda Ana María.
Y está tu padre frente al televisor, tu madre planchando y ordenando la ropa de tus hermanos, tus sobrinos se han ido con Loreto a la pieza del rincón y los demás no existen.
Te has quedado cubierta con el poncho rojo contemplando ahora tu corazón y tus pensamientos. 
Y es verdad, tu pololo existe. Le has visto nada más hace un momento. Ciertamente que él no llena este vacío de tu vida ni te mantiene relajada. Es verdad que él vive en el fondo del pasaje y hace poco han estado abrazados como a él le gusta. Han fumado juntos y en un beso de excitación ambos han olvidado el frío intenso de la noche y esta neblina que torna el barrio y la población en algo tenebroso.
No sintieron el hielo de los pies y la mano suya y tuya, se entibiaron bajo los cortavientos y se ocultaron bajo el poncho
Y que hermoso Ana María, experimentar tu existencia en este amor tan purito donde tu ordenas y tu guías. Donde tu detienes el deseo con una preguntita tonta y ese: "espera un poco que me tengo que ir"


Sumida en tus pensamientos, hoy ni siquiera te has fijado en lo que te rodea y has disfrutado esa postura tan tuya. ¿O no?
Sentada, rodeando tus rodillas con los brazos, la mirada fija en el televisor que no ves y tu oídos en pausa atenta a lo que hable tu memoria tu conciencia y tu voluntad. Escuchas los murmullos de tu madre que conversa con tu hermana menor y en la lejanía tu padre haciendo los comentarios del fútbol, de este árbitro maraco y del frío de la noche.
Ni siquiera has reparado, que tu hermano mayor, está en la mesa con los codos apoyados sobre el mantel plástico, la sopa semihelada y el fútbol en la tele que no tiene para él, hoy mayor importancia; más bien, enfrascado en añejos pensamientos y meditaciones ideológicas, filosofando si vale la pena vivir en medio de este mundo y de esta sociedad con equipos electrónicos, valores hipotecarios reajustables, unidades de fomento, sin plata para la locomoción, con este trabajito injustificado y con deseos de mandarse cambiar lejos, más allá de toda esta mierda.
Ana María, una atmósfera de ensueños pasea por tus pensamientos quietos y un letargo de mente y músculos llega hasta tus párpados tristes a esta hora de la noche, Se consume un poco en tu alma y en tu habitación el olor de la parafina de una estufa descolorida y el pensamiento del mañana.


Y te afectaba tanto que te echaran del trabajo, y era tan terrible no tener la plata para comprar un chaleco en el mercado Persa, era muy terrible, como tú dices, llegar a casa en la tarde, mirar a tu madre con los cabellos encanecidos y decir: 
-Me echaron del trabajo.
Porque parece que es doloroso Ana María, verse de pronto con la tarde desocupada y sin la esperanza de la plata del día quince. Pero parece que la mayor decepción es que te ignoren y se permitan borrar con lápiz rojo tu lindo nombre de la lista de personal. Escuchar a lo lejos al jefe que dice: esta si, esta no, esta si, esta no. Si, si, no, no, no....
Esto te afectaba tanto porque ya no tendrías la plata para los cigarros, especialmente el sábado por la noche cuando te vas con tu polololito a la fiesta de la discotheque con el sonido stéreo y el dum, dum, dum y las luces ultavioletas, en la parte más oscura de la cuadra.
¿Y cómo comprarás los cicles que invitas a siempre a tus compañeras del liceo?
¿Y los pastelitos, y las galletitas, y las frutas de la esquina?
Capaz que sea una alegría para tu pololo que tan celoso y tonto.
Que le molesta que no estés con él todo el tiempo y todo el día y que vive preguntándote que has hecho, y cómo y con quién. Pues fíjate que ahora estarás a su lado todo el tiempo en la casita en el pasaje número dos y podrá preguntar por tí a tu hermana chica.
Cabra chica que siempre anda con sonrisitas y con caritas diciendo: yo no soy como ella, y que voy a ver si está, y que ella no está pero estoy yo.
¡Cómo no te iba a preocupar quedar de pronto sin el trabajito!
¡ Si lo habías conseguido después de tanto molestar!
Después de escuchar varias veces la frasesita:
-Dése una vueltecita mañana
Frase ingeniosa que traduces de inmediato como "andate a la mierda".
Cómo a tanta gente ¿no?


Porque tú no eras la única que buscaba una entradita para sus gastos. y nada más que para no estar de balde durante tantas horas en que la mamá, dale que dale con el sermón archiconocido de que me he sacrificado tanto, toda mi vida y trabajando día y noche y ¿para qué? Si no aprovechan el tiempo, y anda chiquilla suelta, que nunca has respondido a mis sacrificios, he tenido puros dolores de cabeza con ustedes y todos son un montón de malagradecidos conmigo y aquí lavando y planchando, poniéndome vieja  para criar y alimentar vagos que no sirven para nada...Y más encima llegar con crías de cualquier infeliz callejero.
Por esta razón, Ana María, era más indicado llegar al Liceo, almorzar la sopa en la mesa pelada, sin compañía, sin mantel de género y sin pan para acompañar la ensalada de tomates. Y luego, anda Ana María, firma la entrada y desaparece durante las horas de la tarde, haciendo qué se yo que tonterías, tú sabes, donde te envíen de tu trabajo : un día a barrer, un día a hacer largas listas manuscritas, un día a comprar lo que te ordenen , a cortar y archivar papelitos y todas las hojas de oficio.



Y te afectaba tanto todo esto, algo que te destruía y te hacía llorar. Verte indefensa, sin plata, sin cigarros sueltos y ni un peso para la micro.
Más que nada de contemplarte en esta realidad, de tu casa sucia, de tu casa sin pintura, estrecha, con  olor a frituras, a humedad y grasa.
Por eso lloraste largamente en tu miseria.
Y más que una adolescente de jeans ajustados, de  pelo corto, de  poncho descuidado, llorando y gimiendo: tú eres la mujercita pequeñita, frágil que en forma tierna, suave burda y sutilmente comienzas a nacer.


¡Cuántas veces te diré Ana María que te dejes de lloriquear..!
Es que no puedes sollozar cada vez que hables de tu vida, cuando te baja la melancolía por los seres que amas y se te unen en la mente: tu madre, tus hermanos y sobrinos.
¿Para qué tanto sentimentalismo y egoísmo de aparecer como la salvadora de tu hogar y de reunir en tormo a ti todo lo disperso?
Déjate de mirar lánguidamente las rosas del invierno y el rocío de la mañana (que ya se que es bello) apareciendo tu como la hoja verde.
¡Al diablo con tus tonterías!
Que debes vivir la vida que es para ti. Que aproveches las horas y los días de tu juventud, que no atraigas más fantasías, derrotas ni fracasos mañaneros, porque te puedo asegurar que se van rápido los años, los días, las horas.¡Mierda..! Hasta los segundos y toda cuanta medida tiene el hombre para hacer coincidir el tiempo con su pequeñita existencia.







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